Toda
la gama de reconocimientos para Paz tuvo su cierre magistral con el otorgamiento
del Nobel de Literatura 1990, el primero en este rubro para un escritor
mexicano.
Al enterarse de tal designación, dijo a quien esto escribe, en
Nueva York; "El Nobel no es un pasaporte a la inmortalidad. La relativa
inmortalidad de las obras literarias y artísticas la da la calidad".
(La Jornada 12/X/90