imagen



Autobiografía
Entrevistas
Fotos
Proyectos
Sitios Relacionados

Inicio

Créditos

Mario Molina
Página de entrevistas

La Jornada 12 de octubre de 1995

``Ojalá que mi premio estimule la investigación en México''

Arturo García Hernández ¤ Mario Molina, primer mexicano que obtiene el premio Nobel de Química, hace un recordatorio necesario: ``El problema de la investigación científica en México es de recursos y de educación''.

Desde su casa en Massachusetts, concede una entrevista por teléfono a La Jornada. Allá son poco más de la diez de la noche. Ha sido uno de los días más intensos de su vida. A pesar del cúmulo extenuante de actividades y emociones generadas por el premio, su voz es cordial y pausada.

El investigador, que tiene más de 20 años de radicar en Estados Unidos, no se considera ejemplo de quien no es profeta en su tierra. ``El haber salido de México simplemente lo veo como resultado del modo como funciona la comunidad científica mundial. Aquí hay un gran intercambio de estudiantes y, claro, muchos regresan a sus países, pero Estados Unidos brinda la posibilidad real para desarrollar científicos de primera categoría (...) Yo espero que en México se genere un ambiente que sea atractivo para trabajar, pero esto involucra dedicar recursos a la ciencia. El problema es de recursos y de educación; en México hay que educar a una gran cantidad de estudiantes y es difícil aislarse para hacer una investigación de alta categoría''.

No obstante, Molina enfatiza: ``Estoy orgulloso de haber estudiado en México, en la Universidad (...) Tengo la nacionalidad americana para poder trabajar en laboratorios federales de Estados Unidos, para obtener recursos, y pertenezco a un grupo de asesores de la Presidencia de Estados Unidos, para lo cual es indispensable tener la ciudadanía americana. Pero en mi trabajo abordo problemas que no tienen fronteras, que son de interés mundial. La ciencia es un gran medio de unificación para los pueblos del mundo, así que para mí es motivo de orgullo ser mexicano; pero vivir y trabajar en Estados Unidos es lo que requiere mi participación en la sociedad''.

Molina expresa su deseo y su esperanza de que el premio que comparte con Frank Sherwood Rowland y Paul Crutzen ``estimule la investigación científica en México y muestre que los científicos mexicanos están a la altura para participar de manera activa en la comunidad internacional y que son capaces de alcanzar un reconocimiento como el que hay en la obtención del premio Nobel''.

El galardón también es importante para la comunidad científica en general ``porque demuestra que no sólo podemos descubrir que hay problemas globales, sino que puede haber soluciones como es el acuerdo para limitar el uso de agentes contaminantes. Ahí pudimos ver un beneficio concreto para la humanidad''.

En 1974, cuando Mario Molina tenía 31 años de edad, él y su maestro, Frank Rowland, dieron a conocer estudios que demostraban que la capa de ozono que protege a la Tierra de las radiaciones ultravioletas estaba siendo afectada por los clorofluorocarbonos contenidos en diversos artículos de uso doméstico. Después de una larga polémica científica y comercial, en 1987 hubo un acuerdo internacional para restringir el uso de esos agentes contaminantes. Molina se muestra satisfecho de que ello haya sido resultado de una investigación científica: ``Logramos que la situación no empeore. Claro, no vamos a ver mejoras inmediatas pero sí en una o dos décadas, a condición de que se sigan cumpliendo las medidas establecidas en el Protocolo de Montreal. Va a ser una cosa lenta, pero por fortuna la gente se puede proteger (...) Tenemos que seguir trabajando duro para que efectivamente se incrementen las medidas y se eliminen esos gases que afectan a la capa de ozono''.

El químico recuerda que la industria no aceptaba su hipótesis; ``la polémica fue muy fuerte y no sólo desde el punto de vista científico sino del industrial. Por fortuna el aspecto científico de la investigación finalmente fue suficientemente claro para convencer a la industria. Cuando tomaron la decisión de cooperar, fue mucho más sencillo crear fórmulas para eliminar los compuestos dañinos. Esto vino a demostrar que es más fácil colaborar que pelear con la industria (...) Además, si todas las industrias del ramo son afectadas de igual manera, sufren las mismas consecuencias y nadie saca ventaja de la situación''.

Al recordar aquellos momentos críticos, Molina afirma que no llegó a dudar de su hipótesis, pero tenía claro que, puesto que la atmósfera es un sistema muy complicado, ``era posible que nuestra teoría estuviera equivocada; pero esa es una de las virtudes del método científico, hacer hipótesis: nosotros continuamente estábamos postulando detalles que se pueden corroborar o refutar. Con el descubrimiento del agujero en la capa de ozono nuestra hipótesis quedó comprobada''.

Actualmente, el investigador de 52 años de edad sigue trabajando en problemas de química de la estratosfera y estudia las reacciones que ocurren en las partes de la atmósfera en que hace más frío. ``A temperaturas muy bajas, de menos 40 o menos 60 grados centígrados, el agua se condesa y forma nubes congeladas de ligeros cristales de hielo que promueven una química especial que acelera la destrucción del ozono. Estamos viendo los mecanismos de esta destrucción a nivel molecular, en parte como trabajo académico y en parte para aplicar soluciones''.

El científico señala que también se encuentra haciendo investigaciones sobre cómo funcionan a nivel terrestre las emisiones que se hacen a la atmósfera en condiciones parecidas a las que se presentan en la ciudad de México, aunque no de tal magnitud. En este punto Molina externa preocupación porque ``en la medida en que se desarrollen las economías y aumente la población, van aumentar las emisiones que se hacen a la atmósfera''. Sin embargo, ``soy optimista, sobre todo por el ejemplo del problema de la capa de ozono, del cual no sólo vimos su origen sino que contribuimos a su solución. Si la sociedad se pone de acuerdo, puede atacar este tipo de problemas''.